Sonetos.

Madrigal.

Un Madrigal de amor voy a sembrar.
Un Madrigal, amor, que como el sol
nos funda a ti y a mí en un crisol
rojo caliente, amor. Rojo brillar.

Cedo. Ovaciono amor. ¡Girar! ¡Volar!
A tu bestial amar tengo pavor
y a mi entregarme, sol, solo temor,
porque jamás amar es claudicar.

Alunizar, amor, nuestro secreto.
Ojos de cielo, dos, donde vivir.
Luna de plata, yo, nuestro libreto.

Plena- Paciente. Ardor... La paz agrieto
y un Madrigal de amor te iré a escribir,
en cuanto acabe a vos este soneto.


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Guerra.

Cansada, mustia, tuerta, perturbada,
hastiada, belicosa, caprichosa,
tenaz, esquizofrénica, fogosa,
impotente, apestosa, maltratada,

expectante, agresiva, mutilada,
pederasta, sedienta, lujuriosa,
pretenciosa, culposa, altiva, ansiosa,
voraz, acuartelada, atrincherada.

Pirotecnia que enfermos subvencionan,
extienden por el mapa desgraciados
fusilando las mentes que cuestionan.

Mas tarde, ya de viejos, se almidonan,
ridículos desfilan los dorados...
Justifican La GUERRA. La ambicionan.




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Su triunfo.
A Catalina.

¡Tremenda, fulgurosa, tan preciosa!
No acaba de crecer mi niña amada.
No puede perdonar, ni es perdonada.
Enérgica, cambiante, vigorosa.

Se piensa que su vida va a ser sosa,
sin saberse con alas, es alada,
que puede florecer y ser deseada,
destacar por feliz y lujuriosa.

Una mezcla de culpas y temores
que la tiene escalando barricadas,
perdiéndose entre todos los sabores.

Nació bajo diluvios y temblores,
las fuerzas naturales desquiciadas.
Muy pronto triunfará con sus verdores!

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Parto.
A Julian.

Interior subterráneo silencioso.
Luchando por la vida allí impregnado,
escuálido angelote tan deseado,
esperando expectante en lo viscoso.

Cuerpo sólido amante doloroso,
prolífero conspira y entregado,
jadea por un rey ya coronado.
Tibio el pubis que cede generoso.

Un animal jadeante, panza humana,
y un barullo de células expertas,
cortaron el cordón que se quebranta.

Clarea. Ya la luz por la ventana
descubre el alarido en que despiertas
y un instante de paz nos amamanta.

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